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UN NIÑO CON LEUCEMIA deja de ser un niño libre, ya no hay plazas, parques, escuela, ni jugar con amigos.
UN NIÑO CON LEUCEMIA deja todo lo que más amaba para cuidarse a sí mismo… cambió su dormitorio por una habitación de hospital, cambió sus juguetes por vías periféricas, pinchazos y extracciones… todos los días. Cambió su ropa preferida por un pijama, sus zapatillas por pantuflas y su cepillado de dientes por solo buches.
UN NIÑO CON LEUCEMIA requiere muchos cuidados, no golpearse, no lastimarse, dieta neutropénica… ya no puede comer las cosas ricas que tanto le gustan.
UN NIÑO CON LEUCEMIA se cuidará del exterior, de ti, de mí… por eso no puede recibir visitas. Su mascota tendrá que irse de casa, y la higiene en dónde habita es mucho mayor a la normal… hay barbijos, alcohol en gel, desinfectantes, etc.
UN NIÑO CON LEUCEMIA aprende, enseña, deja mucho de que hablar. De niño pasó a ser guerrero y valiente… ya no temerá a los pinchazos, ni a las enfermeras, ni al quirófano!
UN NIÑO CON LEUCEMIA tiene un solo sueño… un DONANTE de MÉDULA ÓSEA COMPATIBLE. Ellos quieren VIVIR, seguir abrazando a mamá y papá, a sus hermanos, a sus abuelos; volver a la escuela, jugar con amigos y sonreír a la vida.
Cuando muchos desean tener un sueldo más alto, un coche nuevo, una casa propia o irse de vacaciones… ellos sólo esperan por su ALMA GEMELA.
Los padres de un niño con leucemia viven el día a día, la unión de la familia crece, las prioridades cambian y el amor y la esperanza prevalecen ante todo.
UN NIÑO CON LEUCEMIA es sólo un niño que dependerá de un DONANTE de médula para curarse y convertirse en un adulto como vos que estás leyendo esto.
Mientras más sean los donantes inscriptos, más chance tiene UN NIÑO CON LEUCEMIA de encontrar su posibilidad de seguir viviendo.